sábado, 10 de octubre de 2009

De cómo el esclavo cuida al verdugo con su vida

DE CÓMO EL ESCLAVO CUIDA AL VERDUGO CON SU VIDA.

Por: Hernando Cortés Pico

LA CANALLA DE TODOS LOS RUBROS
VIVE CONFIADA,
VIVE A SUS ANCHAS.
AUNQUE SABEMOS
QUE NO DUERME EN PAZ
UANQUE TIENE QUIEN LE CUIDE
POR TREINTA MONEDAS
DADAS A M I HERMANO
QUE APLICA MIEDO POR ÉL,
DISPARA, ACUCHILLA Y MATA POR ÉL,
Y TRISTEMENTE… MUERE POR ÉL.

Ver un policía, un vigilante privado, un marine o soldado en cualquier actividad interna o externa de sus fronteras, un mercenario “legal” o, simplemente un “ilegal” paramilitar donde quiera que se hallen, es un hombre o mujer extraída de las bases humanas. Extraído sin más ni más de la “moldeable masa”, del ignorante o el mediano “culto”, que por unas moneditas, sea pocas o muchas, defiende en “cumplimiento del deber” a quien le recluta o contrata para sus propios fines.

Ya la historia nos cuenta que fue el imperio de Roma quien formalizó con más técnica y profesionalismo el servicio militar, el mercenarismo y otras formas de mantener la ofensiva y el terror que se utiliza para reprimir, subyugar y someter con sus “conquistas”. Además, Nicolás Maquiavelo, ya en épocas más recientes terminó de dar los acabados para convertir a los hombres uniformados en serviles ciegos; sin dejar de lamentar que gran parte de los reclutas y contratados desde los viejos tiempos, fueron engañados y llevados al frente y a sus triquiñuelas con los fines que hasta nuestros días nos causan todos los males humanos.

Los dominantes, ya sean el clero, los hacendados, los comerciantes y los políticos sátrapas, tienen como objetivo principal, ejércitos públicos que someten a su servicio personal. Dichos ejércitos se conforman en fuerza publica o privados y otras, al amparo de las sombras que hacen actos siniestros con el objeto de sembrar “respeto” y temores a la población dominada.

Pero el real propósito de los hombres y mujeres que hoy prestan su “servicio” a quienes les pagan, no es el de proteger la ciudadanía como esperamos, desgraciadamente, una gran parte de estos hombres y mujeres que buscan voluntariamente servir a sus respectivas comunidades, son doblegados a ser fieles perros guardianes que amaestrados con sutilidad y por necesidades materiales inducidas, se someten a ser utensilios manipulables que maltratan física y psicológicamente a sus semejantes; semejante que se refleja en él mismo cuando sin el uniforme y en el lugar al que realmente pertenece, sufre las calamidades que con su prestada fuerza crea.

Éstos servidores voluntarios que son llamados a ser policías, soldados, guardaespaldas o vigilantes, muchos sin percatarse de sus acciones, se prestan para que los verdugos por siglos continúen sometiendo a todo tipo de humillaciones a sus hermanos de condición. ¿Cómo direccionar un mensaje a la mente de estos hombres y mujeres que ciegamente se convierten en serviles? ¿Cómo despertar los soldados norteamericanos que en Irak, Afganistán u otras partes del mundo asesinan inocentes? ¿Cómo hacer entender a un soldado israelí que sus ultraderechas superiores responden a un plan de sometimiento mundial que comienza en Palestina? ¿Cómo advertir a un policía del tercer mundo que sus verdugos perpetuos son precisamente quienes ellos cuidan?

Grandes interrogantes que debemos resolver, porque todos los imperios se afincan en su maldad con la fuerza de sus hombres y mujeres reclutados del pueblo solo para sus siniestros propósitos. Interrogantes que debemos buscarle sabias respuestas porque un policía de un país desarrollado o del tercer mundo, es la herramienta autodestructiva para sí mismo y para castrar la libertad de sus hermanos. Mientras no paremos el uso de la fuerza de esa masa que se moldea con fines siniestros, el hombre que somete, el egoísta, el burgués, el neoliberal, el auto escogido, el hombre canalla y miserable, tendrá en sus manos quien defienda sus canalladas.

Muy doloroso cuando vemos policías en nuestros países y más concretamente en nuestra Venezuela, involucrados en actos delictivos como el trafico de drogas, el secuestro, la extorsión, todo tipo de matracas y el sicariato. Estos actos duelen en lo profundo de nuestras almas y sabemos que hay muchas soluciones y algunas de estas soluciones deben ser muy drásticas para alcanzarlas. Pero más doloroso es verlos al servicio de quienes por siglos son sus amos y verdugos pero que cuidan con su propia vida.

Demos gracias que nuestra Venezuela ya se perfila como un país donde su Fuerza Armada, en especial la esperada Policía Nacional, viene reclutando y readiestrando a sus miembros para ejercer sus funciones de verdaderos servidores públicos llenos de humanismo y revolucionarios uniformados que en vez de temores, transmitan seguridad y respeto a sí mismos y sus semejantes.

¡Patria socialismo o muerte!
¡Chávez es la paz!
nandopico@yahoo.com

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