martes, 3 de mayo de 2011

Dialogos de los vicios. Parte doce. Hernando Cortés Pico. Sátira inedita

Dialogos de los vicios. Sátira inedita. Parte doce. Hernando Cortés Pico
Hablan la mezquindad, el cinismo y la incredulidad

La Mezquindad
Soy la Mezquindad.
Soy el que se niega a sí mismo por no dar de sí mismo.
El latín no me encontró nombre
porque hasta conmigo misma soy mezquina,
pero el arameo me llama Mizkén.
Soy la nobleza que le falta al estúpido hombre.
Gracias a mis jugosos pensamientos,
se sirven mesas que desbordan manjares
y otras que desbordan arroz limpio.
Gracias a mi, unos comen en mesa y otros en el piso.
Tengo la cabeza de los científicos y los intelectuales
convertidas en baúles, porque los enseñé a no dar nada.
Soy la escatimación excesiva en el gasto.
Agradezco al avaro que se niega a sí mismo.
Gracias al pescador que vende el mejor pescado
y lleva a su familia la ranfaña.
Amo el regateo con locura.
Soy el constructor de los silos llenos de grano
en los países industrializados.
Amo al sabio que empuña el conocimiento.
Mezquina-mente es una mente
que me hace todos los honores.
Soy la metáfora incomprendida
en los libros místicos y dados por sagrados.


(Aplausos y aplausos. El Cinismo dijo:)

El Cinismo
Soy el Cinismo y la cara dura de la maldad
cuando doy y vuelvo a dar.
El latín me llamó cynismus,
que equivale a “Carita de yo no fui”.
Me encantan los hombres que me usan con arte
y viven convencidos que soy una ciencia.
A los presidentes mundiales
agradezco el uso indiscriminado
que hacen de mis encantos,
en especial a los norteamericanos e ingleses.

Soy la maestra mirada
y la sonrisa externa del engaño y la baladroneria.
Soy la cara del ladrón de cuello blanco
y del cardenal hablando de Dios, política y pobreza.
Soy el cura que bendice las armas con agua bendita.
Soy el cura que acompaña al más malo del pueblo
hasta el cementerio el día de su muerte.
Soy la donación que piden las religiones dueñas de bancos.
Soy la cara lavada del periodista en televisión.
Soy lo procaz y me río.

Soy la desvergüenza de la mentira
porque digo la mentira que sea, como sea,
en el lugar que sea y a quien sea,
con toda la seriedad del mundo;
¡por mi madrecita que es verdad!

Soy la impunidad de los derechos del hombre,
de la mujer, del anciano y del niño.
Cínicos le dicen a los hombres, mujeres, niños y ancianos
que me usan sin disimulo, es calumnia.
Soy la mosquita muerta
porque tiro la piedra y escondo la honda.
Soy el esquelético del drogadicto
que pide para mantener su vicio.

Soy los 40 millones de pobres
en el país más poderoso de la tierra
que pretende ayudas a los países pobres.
Soy las miles de toneladas de droga
que se consumen en las propias narices
del policía mundial.
Soy el rostro impávido de la maldad.
La ironía va de la mano conmigo
y actuamos sonrientes.

Soy el polvo blanco
en la nariz del político norteamericano
cuando está dando cátedra de la drogadicción.
Soy la poesía al amor en estos tiempos de barbarie.
Soy la practica y la acción del vituperio.
Soy la noticia macabra
seguida de la noticia de farándula.
Soy la religión de toda la alta sociedad mundial.
Soy la paz del país que exporta la destrucción y la miseria.

Soy lo obsceno y el descaro.
Soy el “buen” esposo que golpea.
Soy el marido y la esposa infiel que se dicen “te amo”.
Soy el político que regresa por más votos.
Soy el elector que elige a sus verdugos.
Soy el político tercermundista
que roba a sus pueblos para regalarlo a su amo yanqui.
Gracias a antistenes por darme mi peldaño filosófico.

(El Cinismo logró con su presentación alegrar el ambiente y los aplauso fueron estruendosos con confetis incluidos. La Incredulidad intervino.)

La Incredulidad
Soy la Incredulidad.
Dificultad es lo que administro
en toda mente humana para que crea en algo.
El latín me llama incredulitas incrédulos,
pero no me complico cuando me dicen escepticismo.

A todos los aquí presentes y prestantes ilustres,
quiero que reconozcan en mí
su más completa aliada
porque gracias a mis líquidos
el genero humano todo lo cree al revés.

Soy la negación de la mamarracha verdad ¿si la hay?

(La risa de todos los presentes no se hizo esperar)

Soy el rechazo inyectado
en todo cerebro intelectual o ignorante.
Amo a toda religión que con los siglos de practica,
enseña “verdades” que sus maestros no creen.

Soy la imposibilidad para creer en alguito.
Escepticismo es lo que clavé
al interior del los malvados humanos
y hoy no cree en nada ni en nadie
y sobre todo en ellos mismos.

El “conócete a ti mismo”, no lo cree ni el putas.

(Aplausos)

Gracias a los ateos que me ayudan
en la parte de los cielos literales.
Los que me usan por el lado bueno,
mil veces excomulgados.
Adoro los que con facilidad creen en cualquier cosa.

Mi época más sublime son los tiempos de hoy,
cuando los ignorantes se dieron por astutos
y los superiores en incrédulos.
Soy la repugnancia a todo lo que me digan.
Soy el beneficio de la duda, ¡gracias abogados!

La fe la convertí solo en religión.
Soy la convicción material del ateismo
y la ignorancia espiritual de un creyente.
Soy el fanático religioso que solo cree en su sectarismo.
Gracias a los profesionales de las ciencias humanas
que me ayudan en la confusión.

Gracias a todos los presentes puedo masificarme
porque el hombre se convenció que no existe el perverso bien.

(Aplausos)

Me apropié de la mente del hombre del común
y no cree en la mente del científico.
Me apropié de la mente del científico
y no cree en la mente del común.
¡Y para terminar pido un fuerte aplauso
para el apóstol Tomás!

(La presentación de la Incredulidad fue premiada por un aplauso que duró diez minutos. la Soberbia se levantó con sus dotes y dijo:)