1492: espadas afiladas, arcabuces y hostias nauseabundas
Por: Hernando Cortés Pico
La historia que nos relatan y que nuestros académicos a veces con buena o mala fe nos milrelatan, sin tener en cuenta que quienes nos recuentan su historia son precisamente quienes siempre nos han vencido con todas sus artimañas es necesario que realmente la investiguemos. Y es obvio que ya sabemos y, es normal, que quien venció, relató a como le dio la real gana.
Ese cuento de esa historia de Colón, ese descubrimiento en la tierra de Anacaona, ese encuentro con las indias que no era la India de los hindúes, ya está bueno que enfilemos con todo el conocimiento que sabemos y que está sobre todos los tapetes. La historia oficial y las buenas relaciones internacionales que nuestra revolución Latinoamericana debe mantener con España y el Mundo, creo que no se dilapiden si nosotros enfilamos con la verdadera verdad de esa historia tejida con nuestra ignorancia y también con nuestra cobardía.
Ya es viejo el cuento del chino de la China llamado Chow Chen, que mucho antes de Cristóbal el colón, visitó nuestra America cuando no se llamaba America. Y también se sabe, que ese chino de la China levantó cartas de navegación que algunos museos privados mantienen empuñados como joyas preciosas no por su costo histórico, sino porque esa verdad no debe conocerla esa gentecita del “tercer mundo”. Y vale recordar aquí, que America del Sur y en general todo el Sur del Orbe, no se le llama Sur únicamente por quedar en el Sur, sino que la distribución del mundo como está planificada por los pseudos amos y como bien lo dibuja Benedetti en su poema, está diseñado para que todo lo que quede en el Sur no exista. (Con excepción obvia de las clases altas)
En el Sur queda America, África, gran parte de Asia y las Polinesias. Fácil concluir que todos son países tenidos como “subdesarrollados”, sin tener en cuenta cualquier ciudadano americano de toda cultura, que le llamamos subdesarrollados sin percibir que en los barrios de las clases altas y los centros comerciales del país más “subdesarrollado” del Sur, viven las clases altas como si se viviera en cualquier país de los más desarrollados del Norte. ¿Acaso las mansiones del Este de Caracas tiene que envidiarle algo a una mansión de Nueva York o de Tokio? ¿Acaso la tecnología que encontramos en esa mansión de Caracas, de Bogotá, de Quito, o en cualquier edificio de las clase altas del Sur, tiene que envidiarle algo a un edificio de Paris, Hamburgo o Londres? ¿Subdesarrollo para quien?
Pero sigamos en nuestra cosa. La historia nos aliena y nos sigue alienando si nosotros no destapamos esas ollas que ya añejas hieden con sólo pensar en ellas y es bueno que se destapen para cuando se enseñe en las escuelas de toda nuestra America la historia oficial verdadera y no la misma y dudosa historia. No olvidemos que es precisamente la historia falsa repetida mil veces que hace que nuestros pueblos vean al blanco como ellos han “cultivado” el que los vean.
Por el lado de nuestros pueblos originarios por ejemplo, no se nos cuenta que los indios esquimales y los pies negros del Canadá, hasta los indios de la Patagonia en Chile, tienen su propia historia y tienen un punto de partida desde algún lugar de Asia. Ya sabemos que, o atravesaron el estrecho de Bering o, que muchos se vinieron de las islas polinesias y recostaron en las orillas americanas del pacifico o, que precisamente los chinos cómo los primeros y grandes navegantes del pasado desparramaron sus raíces por todo el mundo. (¿No son chinos todos nuestros pueblos originarios?) Se sabe que muchos de los idiomas que algunos de nuestros indios de America habla, se parece mucho, a muchas lenguas de Asia. Se sabe que las costumbres y prácticas de convivencias de muchos de nuestros pueblos indígenas, son idénticas a muchas etnias del Japón. Se sabe que los indios de nuestra Guajira colombovenezolana por ejemplo, tienen costumbres idénticas a muchas etnias de China o de las filipinas y, se sabe, que los indios Cunas de Panamá, tienen palabras en su idioma que no varían en nada a muchas palabras japonesas.
Y también está demostrado, que cualquier cosa que se bote al Mar de Hong Kon, recala en las costas norteamericanas. La prueba de esto es práctica con la isla de basuras del tamaño de Australia que navega a la deriva en el pacifico rumbo a cualquier parte y la gran mayoría de esa basura es made in Hong Kon. También se demostró con más veracidad en diciembre del 84 cuando un buque procedente de China se hundió en sus costas y muchas de sus mercancías se encontraron en las playas de Norteamérica y México. Motivo claro y conciso que nos demuestra el verdadero origen de todos los pueblos que desde hace doce mil años habitaban las Américas.
Y en cuanto a más pruebas para descartar al colon de Colón, se sabe que todos los negros que residimos en America no somos frutos del transporte gratuito de los esclavistas portugueses y holandeses, sino que también se sabe, que toda cosa que se suelte en las playas del cono africano, recala en noventa días en las costas del brasil. Deducimos entonces que muchos negros que vivimos en America, llegamos por nuestra propia cuenta. Y también se sabe, que los negros del cono africano son navegantes mucho antes que los españoles, los portugueses y los holandeses. Tan es así, que las velas que antaño usaron los navíos del mundo fue invento de los negros.
Y más descrestamos al colon de Cristóbal Colón, cuando investigamos en la historia de los vikingos y encontramos que en muchos pueblos de America se construyen embarcaciones con las técnicas y herramientas antiguas que usaban los compinches de Erik el Rojo.
¿Qué nos trajeron entonces los “descubridores” de America con el colón de Colón en 1492? Sencillo, nos trajeron sus pandilleros con sus espadas afiladas, sus arcabuces y sus hostias nauseabundas y como buenos ladrones, hasta nuestra propia historia se robaron.
¡Patria socialismo o muerte!
Chávez es socialismo!
nandopico@yahoo.com
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