miércoles, 6 de abril de 2011

Dialogos de los vicios. Hernando Cortés Pico. Parte Nueve

Dialogos de los vicios. Parte Nueve. Habla el asesinato.
Sátira inedita. Viene de la parte ocho.

El Asesinato
Soy el asesinato.
Por bruto mi buen amigo, Cayó Julio Cesar,
siendo este uno de mi actos más famosos de la historia
y el ejemplo Craso para todos los magnicidios del mundo.
Soy la acción y el efecto de quitar la vida
al que se crea más humano y que llaman humanista.
Me encargué de Jesucristo, Abraham Lincoln, Malcolm X,
Rosa Luxemburgo, Allende, Jacobo Arbenz, Sandino,
Gaitán, Raúl Reyes, Torrijos, Lhuter King, José Martí,
Sandino, Bolívar y el Che;
además de todo líder mundial que estorbe,
para cumplir la orden de los que si saben para que sirvo.

La premeditación y la alevosía son mis artes.
Al mismísimo hijo del hombre
que no entiende quien es el hombre
y quien es el hijo mandé a la cruz
y sin sutilidades lo sigo haciendo
Causo la aflicción y el disgusto y ¡pum! Certero balazo.
Conmigo y Caín,
iniciamos lo que sería la más didáctica maquinaria
para sostener el poder.
Gracias a Maquiavelo, Malthus, Kissinger,
y otros de la política de políticos
que me ven como el fin que me justifica
¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sangre!

Culpables o inocentes me los echo al pico sin mediar palabra.
Soy la razón de las armas y el sostén de los sicarios.
Soy el más eficaz saldador de cuentas.
Conmigo se pone y se quita cualquier gobierno.
Todos los que se creen buenos para salvar el mundo ¡me los papéo!
El puñal, la pistola y la mansalva y ya fui yo.
Gracias a los sicarios por tenerme como arte y oficio.
Al asesino en serie,
gracias por convertir mis acciones en ciencia.
Soy la ofensa la hostilidad y el daño.
Gracias a la crueldad del norteamericano que me usa con saña.

Papas, duques, reyes, ministros y nobles liquidé en el pasado.
Presidentes, ministros religiosos, artistas, potentados
y otros, los tengo en mi agenda del presente.
De la gente de clase media y baja,
tengo unos 6 mil como promedio diario.
Gracias al terrorismo inventado
y al terrorismo de los norteamericanos
por los dividendos diarios.
Gracias al juez que aplica su “justicia” conmigo.
Gracias a mí el verdugo consigue el sustento de su familia.
Gracias al pelotón de fusilamiento
y al que inyecta esa deliciosa cosa,
al que amarran en camillas de las cárceles gringas
Yo enseñé a hacer el nudo de la horcas.
Gracias al policía brasilero por la sangre
de los niños de la calle.
Gracias al paramilitarismo mundial
por las masacres de todos los días.
Yo muy humildemente les informo
que fui quien le dio el verdadero uso a las motosierras.

Gracias al crimen organizado por sus vendettas.
Soy muy creativo cuando trabajo con alevosía.
Me gusta la sorpresa inesperada,
el desvalecimiento e indefensión de la victima.
La asechanza, la trampa, la celada, la mansalva
y la emboscada son mis artes.
Cuando me usan con premeditación soy calculadora y tenaz.
Cuando causo dolor y me ensaño con el cadáver es mi éxtasis.
Me fascina cuando me usan con venenos,
con el incendio, el accidente, la inundación
y cuando me introducen al cuerpo de la victima
con inhalaciones o inyecciones.
Homicidio me llama en el derecho y me gusta.
Soy uno de los prohibidos por el decálogo hebreo
pero ¡ni caso que les hago!
Con los palestinos hago experimentos y me salen bien,
y lo sostengo porque el resto de árabes está complacidos.
Por mi uso se ha desatado una cadena de mi uso.
Todas las guerras las provoco yo y los norteamericanos.
Y en las guerras me doy gusto gastronomico.
Mi importancia es imprescindible
para el sostenimiento del poder.
Cuando actuó por lo alto me llaman magnate...perdón magnicidio.

Amo al terrorismo de Estado por el buen uso que hacen de mí,
con esa mala hierba de los sindicalistas,
cosa que pueden preguntar en Colombia.
Los maestros de mis artes son los israelíes, por eso son mis escogidos.
De Argentina agradezco las acciones conmigo en sus cosas políticas.
Al Brasil y a México doy gracias
por la modesta cantidad de homicidios del hampa.
Gracias al El Salvador por las maras.
Gracias a los Ángeles por sus pandillas.
Gracias a los mexicanos por los cortes de cabeza.
Gracias a los africanos por sus etnocidios.
Gracias a la cocaína por la secuela oportunista que me brinda.
Gracias a la delincuencia común mundial por mi buen uso.
Los mercenarios me tiene a buen recaudo.
Gracias a las religiones por tenerme tanta fe.
Gracias a Pinochet, a Videla, a Nerón, a Somoza,
a Bhus y ahora al Premio Nobel del descanso en Paz,
que llaman Obama.
Me gustan la guerras
porque sólo me mencionan con “fallecidos en combate”
y “dados de baja” .

Amo a los camorristas italianos,
porque de que los hay los hay y no sólo son italianos.
Yo señalé los 6 millones de “escogidos” en el holocausto nazi.
Me gusta Estados Unidos como potencia industrial,
quizás por esto es que también tiene matadores en serie.
Me encanta el marido que golpea a esposa e hijos conmigo.
Algunos me confunden con medicina porque me llaman purga.
Soy la “cuestión social” de un Estado
y me califican como delito político.
Gracias terroristas por su convencimiento
de que sólo conmigo se consiguen los cambios.
Gracias a los gobernantes
que me usan como paquete de terror para sus fines.
Gracias a las mafias por su código de honor.
Las oligarquías del mundo me lo deben todo.
Gracias a mí los terratenientes tienen sus tierritas.
Los extranjeros, los religiosos, los homosexuales, los judíos,
los políticos, las mujeres y los negros,
los tengo marcado con el estereotipo y conmigo.
¡Y gracias a mí la tierra recibe su cuota de pigmento!


(Fuertes aplauso de varios minutos dieron al Asesinato. El Engaño intervino) Continuá en la parte Diez.

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