Por: José Justiniano Lijerón
Tomado de www.aporrea.org Fecha de publicación: 20/02/11
La reciente insurrección popular del pueblo de Egipto, en contra de la larga dictadura “democrática” de Mubarak sostenida y auspiciada por el imperio norteamericano, como muro de contención de la ira del mundo árabe, socapando los abusos y crímenes de Israel en contra del pueblo palestino en el medio oriente. Los egipcios dan el toque de partida de un nuevo despertar de los pueblos árabes y africanos, para ponerse así a tono con las rebeliones y procesos que se vienen dando en varias parte del planeta.
Este importante acontecimiento político, demuestra una vez más que cuando las masas se mueven, pueden lograr objetivos del tamaño de su organización y conciencia política, esto no ha sido un echo aislado ni voluntario, ha sido una necesidad sentida por parte de los sectores más desfavorecidos del pueblo egipcio a la que lo llevaron las clases dominantes, en nombre de la democracia, sumiéndolo en la desesperanza económica, en el constante abuso de poder y la falta de libertades que le permitan escoger a sus genuinos representantes, y no en elecciones amañadas por las clases dominantes, para mantener eternamente a Mubarak como la carta dócil al servicio de los EE.UU.
Es temprano aún para cantar victoria para el pueblo egipcio, regocijo si, por que el principal objetivo se cumplió parcialmente, que era la salida del cabecilla de un gobierno que cada día se fue convirtiendo en ilegitimo.
Sin embargo para los EE.UU. e Israel, este logro del pueblo, pretende utilizarlo para sus propios intereses e intenta sacarle provecho replicando estas rebeliones en todo el mundo Árabe, pero con un objetivo geopolítico que responde a su agenda imperial: acabar con la revolución en Irán, Libia y Argelia. Agitar la oposición en Irán es fundamental para su control político y económico, pero también es importante socavar a los países miembros de la OPEP, para generar inestabilidad y debilitar este bloque, sacando provecho de los precios del petróleo.
Es seguro que el pueblo egipcio es consciente que mientras no se logre desarmar todo el aparato político y represivo del gobierno, que permanece intacto, con hombres fieles servidores al pentágono y la política Norteamérica, la victoria sólo seria parcial y los más de 300 muertos en esa rebelión “pacifica” como la llamó el Presidente Obama, seria una cuota del pueblo demasiada alta para que sólo haya un retoque aparente en un gobierno que queda en manos de los mismos militares que sostuvieron por tanto tiempo esa dictadura “democrática” apoyada por el imperio.
Esa lucha de los egipcios recién comienza nuevamente, y tiene aún un largo camino que recorrer ,con las experiencias de pueblo milenario que tuvo que pasar diferentes imperios, dinastías y sufrir el colonialismo británico y en sus largas luchas pudo lograr en el año 1936 el comienzo y consolidación de una aparente independencia, no sin antes haberse declarado transitoriamente (en 1922), una monarquía prooccidental, pasando diversos avatares en su vida política, hasta el arribo al gobierno mediante golpe militar de Nasser, quien nacionalizó para molestia de los colonizadores e imperialistas, el canal de Suez y por su amistad con la URSS y sus posiciones y lenguaje marxista se ganó el respeto y consideración de amplios sectores de su pueblo y del mundo progresista.
Se dice que Nasser muere de un ataque al corazón en el año 1970 y se hace cargo del gobierno su Vicepresidente, otro Pro norteamericano, Anwar Sadat, quien fue quien firmó con los israelitas el acuerdo de paz de Camp David, y fue asesinado por disconformes con aquel compromiso firmado con los judíos el año 1980.
Esta brevísima pincelada de historia reciente, nos ubica en la aparición del personaje en cuestión Mubarak como nuevo Presidente de Egipto, conocido conciliador con los judíos, de los intereses de los Palestinos, además en su largo mandato se desempeñó como un excelentes bombero a nombre de los norteamericanos, de las atrocidades en contra de sus hermanos musulmanes en el medio oriente.
Hasta aquí éste protagonista es la síntesis de la esencia de todo lo inservible y entreguista del pueblo egipcio, que hoy ha recibido la más humillante y merecida derrota de un pueblo de quien decía ufanamente representarlo, gracias al poder de un ejército pagado con la “ayuda condicional” de los EE.UU.
Esta nueva lección de pueblo en movimiento, que se seguirá escribiendo con el sacrificio de quienes aman la libertad y la independencia del imperio, es la “cadena que se rompe por el eslabón más débil”, y es el ejemplo para pueblos donde aun para asco y vergüenza de la humanidad existen dictaduras, Reyes, reinas, príncipes Pro imperialistas, como una cáfilas de mal entretenidos y vagos, pero sobre todo lo más lamentable es que hay sectores de poblaciones numerosas que funcionan voluntariamente como,”súbditos obedientes” y como tributarios de esta escoria arcaica de siglos pasados.
Lo ocurrido en Egipto, es un hecho de reivindicación económica, social y fundamentalmente política, en contra de un sistema que el mundo ya lo identifica como el responsable del atolladero en que se encuentra la humanidad y el planeta, por su apego al lucro, el consumismo, el despilfarro, el lujo y la acumulación de una minoría en desmedro de las mayorías del mundo.
Seguiremos viendo a millones de pueblos en las grandes plazas de EE.UU. España, Inglaterra, Arabia Saudita, Bélgica y otras capitales y ciudades del mundo, organizados políticamente y con sus vanguardias revolucionarias decididas a que se las escuche, exigiendo el fin de dictaduras “democráticas”, de Reyes y Reinas y demás yerbas. Como símbolo y acción concreta, en la búsqueda de una nueva sociedad de iguales, en paz, libertad y respeto. No importa la forma ni el método, lo importante es atreverse a luchar hasta vencer.
Es ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)
josejustinianol@hotmail.com
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