El capitalismo recibe lo que merece, ¿y el capitalista qué?
Por: Hernando Cortés Pico
Venimos disparando contra lo que no es, y mientras tanto, la magia de la metamorfosis adapta el mal a sus intereses.
Del capitalismo conocemos mucho y a la hora de la verdad, no conocemos la esencia y ciencia que lo sostiene, porque sólo vemos lo externo y sus consecuencias desastrosas para el Ser Humano en lo material y mental y, para el planeta, que gime con indecibles pujos. Generalmente cuando mostramos la mano a una persona y le preguntamos lo que observa, seguramente nos dice que es una mano. El interrogado no ve más allá de la parte física de la mano y pasa por alto el diseño de la misma que la evolución poco a poco desarrolló, convirtiéndola en una herramienta ergonómica, el 50% del sentido del tacto, una forma de identidad única con la huellas digitales, y en los elementos materiales que la conforman como es la carne, sangre, huesos y cientos de componentes que hacen de la mano un miembro que todo el cuerpo humano dispone para su servicio.
Lo mismo sucede cuando buscamos lo que definen muchos conceptos sobre el capitalismo, nos enteramos que entre algunas definiciones lo describe de manera simplista y dice: “Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza o, conjunto de capitales considerado como entidad económica, o, teoría y práctica que agrupa al capitalista”. Repito, forma simplista que los diccionarios tarantizadores definen sin profundidad, dejando de lado las consecuencias de tamaño desfase humano.
El capitalismo es el producto de la mente perversa, es hijo directo de la mezquindad, es egoísmo sin limitaciones y el aliciente para la envidia como el mayor error del ser humano. ¿Es entonces el capitalismo ya concebido como lo conocemos hoy y pretendemos derribar, o, es al capitalista a quien debemos direccionar el retardado ataque que por fin está en marcha?
El capitalista encubierto en ese capitalismo que generaliza con sutileza su descarada maldad, nos acostumbró a ser indolentes desde hace siglos contra todo lo que debiese doler y los dolidos. Nos enseñó a pasar por alto las desgracias milenarias de los pueblos oprimidos cuando vemos el dolor sin inmutarnos y que afecta en lo colectivo toda la sociedad mundial. Podemos tomar de ejemplo la vieja miseria de África, los pueblos originarios de nuestra América, los pueblos de Asia meridional, las polinesias y pare de contar. El capitalista con sus cinismo, nos enseño a aceptar y admirar sus riquezas que exhibe en competencia pública cuando hace propaganda de sus extravagantes suntuosidades que rayan en la burla al resto de hombres y mujeres del mundo; nos enseñó a ver el yate que vale lo que cuesta construir mil escuelas done por siglos se negaron, a ver con admiración la mansión de 50 habitaciones con cinco docenas de criados y que su mantenimiento anual vale lo que cuesta construir una carretera pavimentada que atraviese al mundo por sus cuatro costados. Nos enseñó a ser dadivosos con los “necesitados” cuando aceptamos la pobreza y ser culpables de ser pobres. Y nos enseñó, a ver con “asombro bueno” al jeque de árabe que tiene cientos de miles de millones en los bancos suizos, mientras con el sólo 10% de “su fortuna” se pueden construir hidroeléctricas ambientales por todo el mundo.
El capitalista con sus medios de comunicación que legaliza corrupciones y simplifica las desgracias, nos enseñó a pasar al lado del drogadicto o el alcohólico que yace tirado como desecho en las calles. A mirar con nuestras mentes cauterizadas a los niños o familias enteras sin hogar que duermen con cartones frente a las puertas de almacenes de productos de marcas. El capitalista nos enseñó que el único camino y que la única valía del Ser Humano, estriba en lo que pueda almacenar en lo material no importando el cómo. Razón suficiente para que narcotraficantes, sicarios, secuestradores, mercenarios y cientos de delitos que el capitalista crea con sutilidad, sea aceptado como normal por las grandes mayorías. Normalidad que analistas, sociólogos y filósofos de poca monta, entierran en la psiquis de la humanidad por la paga del capitalista. Pero, si el capitalista cuenta con la “academia”, mercenarios uniformados, asesinos y atarbanes que le cuidan, ¿el capitalismo no cuenta con el capitalista que le sostiene?
Ejemplo craso de que los tiros que disparamos contra el capitalismo hoy en día no dan el blanco, es porque las empresas multinacionales las conocemos por sus marcas y no sabemos quién está detrás de esas riquezas salvajes. ¿Quiénes son los dueños de laboratorios farmacéuticos que engañan al mundo y especulan con sus precios? Quienes son los dueños de las empresas tabacaleras? Quienes están detrás de las fabricas de armas? Mientras hay hombres y mujeres del mundo que sólo ganan dos dólares al día trabajando para estas empresas en muchos países, cualquiera de esos empresarios gana 500 mil dólares diarios y nos los conocemos, porque pertenecen a Nasdaq, S&p 500 y otros grupos de capitalistas que son quienes abonan con sus riquezas el salvaje capitalismo. Descubrir los rostros y la hoja de vida de cada uno de esos sinvergüenzas, ayudará al mundo a saber quiénes están detrás de los lacayos que les sirven como “lideres” políticos, empresarios, militares de alto rango y “académicos” en nuestros países.
El capitalista engranó con el tiempo de practicar sus métodos, lo que hoy llamamos capitalismo, y deseslabonar esa cadena tejida con sus leyes y jurisconsultos no costará un tiempo no muy largo si atacamos al que produce la miseria. Sí un padre tiene un hijo “oveja negra” hecho y derecho que anda repartiendo gaznatadas a raimundotoitomundo, y le ponemos la queja mil veces y el padre ni se inmuta, entonces ataquemos al hijito y se acaba la vaina pues. O, ¿los anti-comunistas, anti-socialistas y anti-humanistas no matan, desaparecen y arrancan de raíz a hombres y mujeres que van en contra de sus intereses en nuestros países? ¿No acabaron en Colombia, Guatemala y Chile con la izquierda a punta de asesinatos selectivos? Hicieron eso y seguirán haciéndolo en cualquier lugar del mundo. Esperemos los asesinatos que los lacayos del imperio desatarán en Egipto contra los líderes del levantamiento en estos días. O, ¿los asesinatos selectivos de honduras no nos dicen nada y ya se sabe que “empresarios” hondureños contrataron los sicarios?
“Quién no sabe la verdad es un estúpido, pero quién la sabe y la llama mentira es un criminal”. Reflexión de Bertold Brecht, que debe hacernos pensar del cómo podemos desenmascarar la química del veneno, pero también quitar la máscara del que fabrica lo que hace el daño. La violencia y la inseguridad es política del capitalismo, pero la “cabeza” del que inventa y promueve el caos debe ser más importante. Y repito, ¿qué fuera del terrateniente sin un caporal asesino y sus bandas de sicarios? O, ¿qué fuera del capitalismo sin el terrateniente?
¡Patria socialista o muerte!
Chávez es socialismo!
nandopico@yahoo.com
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