Narcotícos: el control de la vuluntad del norteamericano común
Por: Hernando Cortés Pico
MÁS ÚTIL AUN QUE LA COCAÍNA, FUE EL OPIO EN CHINA PARA ADORMECER Y CONTROLAR LA VOLUNTAD DE LOS CHINOS EN 1843.
Lo mismo que dice el subtitulo de este articulo, está sucediendo con la voluntad de millones de hombres y mujeres en Norteamérica y el mundo. Dicen los escritos de hace 100 años que: los inteligentes chinos consideraron el opio como un fuerte veneno, porque al tomarlo el hombre pierde la voluntad, la fuerza mental y la moral, y concluye por morir de una muerte mísera.
Aunque nosotros hoy sabemos las consecuencias lamentables del consumo de narcóticos desde la salud hasta lo social, también es mucho lo que ignoran los pueblos todo lo que oculta este maquiavélico negocio. Lo que pueda decir un medico, un analista internacional, las autoridades encargadas para este fin, los economistas, el narcotraficante, el político y el consumidor, no es nada comparable con la realidad que gira alrededor de tan bien engranado chantaje moral donde nuestros pueblos vienen siendo encerrados.
La Matrix de distracción que tiene la derecha venezolana sobre la inseguridad en nuestro país por ejemplo, no es nada parecido con la inseguridad que gira en el resto de America y más concretamente, en las calles de ciudades y poblaciones de Norteamérica donde el principal responsable son las drogas psicotrópicas. La prensa mundial de la derecha no dice lo que ocurre en la calles de cualquier ciudad norteamericana repito, donde corre la sangre adiestra y sinistra. Fácil deducir, que si en una barriada de cualquier ciudad de America Latina se cometen algunos asesinatos, atracos y otros delitos, entonces podemos calcular que en los Estados Hundidos, el índice de delitos aberrantes tiene que ser el triple. Porque si nosotros los latinos, sólo consumimos el 15% de la droga que se aspiran, toman e inyectan, en el país del premio Nobel de la paz, imagine el lector la cantidad de asesinatos que una ciudad como Atlanta o los Ángeles puede dejar todos los días. Las estadísticas reales dicen que en Atlanta por ejemplo, se cometen entre quince y veinte asesinatos todos los días sin contar los delitos de otra naturaleza.
¿Por qué hacemos esta deducción? Porque es bien sabido que los norteamericanos manejan sus 65 millones de consumidores de narcóticos y que trece millones de estas victimas están en el propio fango. Se deduce repito, que si en Caracas y Buenos Aires, pueden existir dos o tres mil drogadictos metidos en esta lastimosa situación, y ocurren algunos delitos derivados de este flagelo, ¡imaginémonos cuantos delitos pueden ocurrir todos los días en Atlanta que maneja más de 200.000 adictos activos ¡Pero la prensa de la derecha internacional está autorizada a decir al mundo la torcedura de un tobillo que ocurra en nuestra America, y más concretamente en Venezuela, pero silencian el drama que viven todas las comunidades del país de los “sueños”.
Si en una ciudad como Bogotá, México o Lima, se cuentan entre cuarenta y sesenta NN en la morgue un fin de semana, imaginémonos cuantos NN llegan a la morgue de Nueva York, los Ángeles, Miami o Chicago y pare de contar.
Ahora bien, dice la literatura del siglo XIX, en el caso de los chinos, que aunque trataron de luchar tenazmente por impedir el consumo del opio en su país, este flagelo les fue impuesto por la potencia de la época, Inglaterra. Que contaba con el ejército más poderoso del mundo. Desde 1843 China, no sólo perdió a Hong Kong y pagar grandes sumas de multa también impuesta a la fuerza por haber destruido miles de toneladas de opio, sino que fue peor, porque sus vencedores ingleses inundaron de opio con más vehemencia las principales ciudades del país y le impedían luchar contra su consumo. Esta fue la desconocida “Guerra del opio”, en un país que para entonces contaba con 200 millones de habitantes y fue obligado a convertir a sus ciudadanos en opionómanos, que sería una de las vergüenzas de la “civilización occidental”, pero que ha resultado al contrario; los narcóticos se han convertido para los países “civilizados, en la herramienta sutil de control de las masas.
Hoy vemos cómo los norteamericanos tienen el control de toda la droga de Afganistán, de Turquía, de Tailandia, de México y de Colombia. Países de alta producción de sustancias psicotrópicas y las llenan de soldados que además de ser enviados a cometer asesinatos en guerras que ignoran las causas, también los convierten en cocainómanos o heroinómanos, que al regresar a “su” Norteamérica, regresan intoxicados.
Son cientos de miles los soldados que el imperio del norte riega por el mundo, y son cientos de miles de jóvenes que al estar intoxicados, se convierten en compradores del mercadeo de narcóticos disimulado de los Estados Unidos.
El imperialismo yanqui, las oligarquías mundiales y sus agentes pagados por todo el mundo, psicólogos, publicistas, periodistas, escritores y otros lacayos, saben, que esos 65 millones de adictos que tienen en Norteamérica por ejemplo, y que pueden ser la fuerza mental que pueda pensar el problema social norteamericano, no son “peligrosos”, si los mantienen en la constante traba que aniquila sus voluntades. Ellos, los oligarcas, saben que la razón de que las juventudes pierdan el dominio de sus sentidos y su voluntad cuando usan una cantidad excesiva de cualquier droga, radica en la alta probabilidad de que se convierta en un fuerte hábito, cosa normal en los Estados Unidos. Lo mismo pasa en muchos países europeos y en menos escala en el resto de países del mundo, pero es como dije antes, la herramienta de control de las voluntades de las masas.
El slogan del “sueño americano” es cierto, las gentes más productivas de Norteamérica está sumida en un dormitar lleno de sueños. Cómo es el caso de los adictos de la morfina, que su nombre viene de Morfeo, dios de los sueños. De seguro que el pueblo más productivo norteamericano, no se percata, no observa nada de nada, porque tiene sus sentidos embotados y está dormido. Auque también conocemos las bondades de la heroína y la cocaína en cuestiones de salud y el calmar dolores intensos, y que sólo un 10% se utiliza para este fin, el 90% sirve para minar los cuerpos y las mentes de los hombres y mujeres jóvenes de Norteamérica, razón por la cual, por ahora, no veremos una fuerte campaña contra el consumo de narcóticos en los Estado Hundidos. Y de mi Colombia cómo victima productor, ¿que puedo decir que no sepamos?
¡Patria socialismo o muerte!
Chávez es socialismo!
nandopico@yahoo.com
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